La filosofía del estúpido

«Be Stupid», la campaña publicitaria más reciente de Diesel, ha causado polémica por promover una filosofía de vida con menos cerebro y más… ¿ímpetu? ¿arrebato? ¿corazón?

Algunas de las fotos de esta campaña fueron tomadas en las instalaciones de la Escuela de Derecho de Brooklyn en marzo de 2010, pues Michael Geber, su rector, rentó la biblioteca a una agencia contratada por Diesel para la realización de la sesión fotográfica. Curiosamente, a los altos mandos de la institución educativa no se les ocurrió echarle un ojo a las publicidades previas de la marca para saber qué esperar. ¿No es una cosa de abogados el conocer bien todos los detalles de un acuerdo antes de aceptarlo?

Las fotos muestran a personas jóvenes en ropa interior abrazándose sobre (o debajo de) unas mesas llenas de papeles, o acariciándose contra (o encima de) unas bibliotecas llenas de libros. No son imágenes explícitas, aunque los mensajes escritos sobre la ropa interior podrían calificarse, por lo menos, de «sugerentes». Fotos como éstas resultarán eróticas para algunos, para otros artísticas, para otros simplemente divertidas. Pero para Michael Gerber son imágenes «de mal gusto».

Algunos estudiantes de la Escuela estuvieron de acuerdo con el rector: Jordan Hersch, de 22 años, tildó la publicidad de «desagradable» y agregó que «para una institución de leyes, es impropio que haya gente en ropa interior en el mismo lugar en donde se estudia y trabaja».

La campaña publicitaria «Be Stupid», a pesar de haber despertado críticas por inducir, según sus contradictores, estilos de vida malsanos o conductas peligrosas, ha tenido buena acogida a nivel internacional. Y con buenas razones: sin omitir que su objetivo principal es enganchar para vender, el eslogan «Be Stupid» contiene un subtexto interesante si se analiza en paralelo con otras frases de la misma campaña:

La polémica de las fotos en la Escuela de Derecho resume la lucha centenaria entre impulsividad e intelecto, entre las urgencias impostergables del cuerpo y la arrogancia controladora de la razón, entre lo llamado de «mal gusto» y de «buen gusto».

Posiblemente el rector esperaba que las fotos retrataran a unos jóvenes de aspecto aplicado, vestidos con saco, corbata e ―inevitablemente― jeans marca Diesel, estudiando las grandes obras del Derecho Internacional en los espacios incorruptibles de su prestigiosa escuela. En cambio, obtuvo unas imágenes ligeramente provocadoras de jóvenes semidesnudos siguiendo los caprichos de sus impulsos en los pasillos de una biblioteca.

Ahora está acusando a Diesel de haber violado el contrato e incluso ha amenazado con demandar. Algunos estudiantes se han quejado de que la publicidad ha manchado la reputación de la Escuela y, por consiguiente, sus futuros títulos de abogados. ¿Será entonces que el intelecto de una persona se mide por la cantidad de ropa que lleva puesta?

Fotos por nirrimi. Vea más aquí.

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