El borde del caos

The edge of chaos is where life has enough stability to sustain itself and enough creativity to deserve the name of life.» (Waldrop, M. M., 1993)

Tait, J. (2019). Secondary, Near Chaotic Patterns from Analogue Drawing Machines. Mathematics, 7(1), 86.

Cuando pienso en caos, me viene a la cabeza una persona muy cercana a mí, que es artista. Es una de las personas más creativas que conozco. Sus ideas suelen salir de la nada, a manera de imágenes sueltas que la “visitan” durante el día y la noche. Va llenando un cuaderno con dibujos, anotaciones y recortes de revistas. Si uno le pregunta cuál es el tema de su proyecto artístico, ella no sabe todavía. El cuaderno, en sí mismo, ya es un hermoso objeto lleno de belleza y de desorden. Caos aparentemente sin sentido.

Pero el caos puede tener sentido: en matemáticas la teoría del caos se ocupa de estudiar los sistemas dinámicos no-lineales. ¿Qué significa eso? Un sistema es una serie de ecuaciones que describe el comportamiento de algo; que sea dinámico significa que está cambiando permanentemente; y si los cambios no ocurren de manera constante, entonces es no-lineal.

Es decir, la teoría del caos intenta describir fenómenos del mundo que no son estáticos ni fáciles de predecir. Como el clima, el comportamiento humano y el proceso de creación artística.

Esta persona, la artista, es particularmente impredecible cuando está creando arte. Es como si su intuición tomara el control de todas sus acciones y las pusiera al servicio de algo que todavía no existe pero que es potencialmente bello, muchas veces siniestro y misterioso, como quien comete la locura de descuidar el timón de un barco antes de entrar en una tempestad.

Carl Jung, psicoanalista suizo, asocia el caos con el concepto de locura (madness) y no en el sentido tradicional de “enfermedad mental”. De hecho, afirma que la locura es intrínseca a la vida misma y que debemos conocerla y aceptarla:

La locura no debe ser despreciada ni temida, sino que debemos darle vida. Si queremos encontrar caminos no debemos rechazar la locura, pues es una gran parte de nuestra naturaleza. [1]

¿Y cómo darle vida a la locura? Una forma es a través de la creación artística. Y claro, para crear, es necesario romper con el orden establecido. Lo predecible no lleva arte en sus venas porque no es caótico.

M.C. Escher. Order and Chaos (1950)

Esto no significa que el orden no tenga cabida en el arte. Por ejemplo, un músico puede interpretar una pieza que ya está escrita en una partitura. La notación musical le da orden a la obra, pues dice exactamente qué hay que tocar (más allá de la interpretación del músico) para que siempre sea la misma pieza. En la improvisación, por el contrario, el instrumentista toca lo que se le ocurre sobre el camino. El proceso no es de naturaleza racional y es completamente caótico, en el sentido matemático: dinámico e impredecible.

Sin embargo, esto no quiere decir que sea totalmente azaroso. Lo que ocurre cuando Stevie Ray Vaughn improvisa no es análogo a tocar unas notas cualesquiera en cualquier orden. Si bien es un proceso intuitivo, tiene una lógica interna y es complejo desde el punto de vista neurológico. De hecho, un músico improvisando activa más partes de su cerebro y usa más notas de las que usa un músico reproduciendo una partitura.

Improvisar se parece más a elaborar un discurso estructurado y emotivo a la vez, ordenando las palabras en la medida en que se va hablando. Pero esta metáfora no es del todo eficiente, pues el lenguaje sigue siendo una herramienta fundamentalmente racional, y la improvisación musical y la creación artística tienden a alejarse de la razón tanto como les sea posible. Tienden al caos porque esa es su naturaleza.

La vida, en general, tiende al caos. No hay que vivir muchos años para darse cuenta de lo impredecible y cambiante que puede llegar a ser. Pero demasiado caos rompe la estabilidad y esto atenta contra la vida misma. Jung se preocupaba por hacerse dueño del propio caos ­-la propia locura- antes de caer víctima de ella. Conocer el propio caos es aceptar una idea difícil: que la vida no tiene orden ni reglas.

La locura es una forma especial de la mente y está ligada a todas las enseñanzas y filosofías, pero todavía más a la cotidianidad, dado que la vida misma está llena de locura y es, en el fondo, completamente ilógica. El hombre tiende a la razón solo para crear reglas para sí mismo. Pero la vida no tiene reglas. Ese es su misterio y su ley desconocida. Lo que llamamos conocimiento es un intento por imponerle algo comprensible a la vida.[2]

Hay una diferencia importante entre esta concepción de caos y el caos matemático, pues para la matemática, el caos describe una serie de comportamientos que no son azarosos y que sí se acogen a ciertas reglas. El caos matemático supone que un sistema simple no necesariamente posee propiedades dinámicas simples. Describir cómo se transforma dicho sistema es profundamente complejo, al punto de que una alteración mínima, casi despreciable, puede originar patrones radicalmente distintos.

Existe un experimento muy famoso que ilustra esta idea: si uno quiere describir el movimiento de un péndulo, la ecuación es muy sencilla y el comportamiento es predecible. Pero si uno adhiere otro péndulo al final del primer péndulo, los suelta y estudia su comportamiento, encontrará que su movimiento es completamente impredecible, porque es caótico.

Es como ese proverbio chino que dice que el aleteo de una mariposa de un lado del mundo puede producir un huracán del otro lado. Esto es conocido como el “efecto mariposa” y resume de manera ilustrativa el principio de la teoría del caos.

Las culturas orientales saben bien que el caos es mucho más que desorden y confusión sin ley. La mitología hindú atribuye la creación del cosmos a Brahma, su manutención (orden) a Vishnu y su destrucción a Shiva. Pero Shiva, por el hecho de ser el destructor, no es equiparable al diablo católico; Shiva es el caos que complementa el orden. Para crear algo nuevo hay que destruir lo antiguo.

Diosa Kali, destructora

En la música, el orden y el caos aparecen en forma de consonancia y disonancia. Una frase musical suele tener sonidos asociados a una sensación de tensión y otros a resolución o relajación. Y así como la disonancia y la consonancia en la música se combinan para crear algo bello, el orden y el caos son elementos complementarios de la belleza matemática.

En términos generales, el caos es no poder predecir qué va a pasar en un sistema. Muchas fiestas culturales como los conciertos de rock, los partidos de fútbol, las comparsas y carnavales, las rumbas electrónicas y las ferias de salsa, son sistemas caóticos. Y todos cumplen con la función de compensar el orden cotidiano: hacerle contrapeso a un sistema regido por patrones predecibles, como el mundo laboral o el colegio.

Aquí es donde el arte cobra más peso que nunca. Cualquier actividad creativa, precisamente porque rompe patrones y se rige por lo impredecible, nos acerca al borde del caos. Y una persona que hace del arte o de la música una parte fundamental de su existencia, está más cerca de abrazar esa locura intrínseca a la condición humana, sacrificando un poco de estabilidad pero dándole más sentido a su vida.

BIBLIOGRAFÍA

Boeing, G. (2016). Visual analysis of nonlinear dynamical systems: chaos, fractals, self-similarity and the limits of prediction. Systems, 4(4), 37.

Cameron, J. (2016). The artist’s way. Penguin.

Jung, C. G. (2009). The Red Book. New York/England: Norton.

Levien, R. & Tan, Sze. (1993). Double pendulum: An experiment in chaos. American Journal of Physics – AMER J PHYS. 61. 1038-1044. 10.1119/1.17335.

Limb, C. J., & Braun, A. R. (2008). Neural substrates of spontaneous musical performance: An fMRI study of jazz improvisation. PLoS one, 3(2), e1679.

Stewart, I. (1997). Does God play dice?: The new mathematics of chaos. Penguin UK.

Strogatz, S. H. (2012). The Joy of x: a Guided Tour of Math, from one to Infinity. Houghton Mifflin Harcourt.

Waldrop, M. M. (1993). Complexity: The emerging science at the edge of order and chaos. Simon and Schuster.

[1] “Madness is not to be despised and not to be feared, but instead you should give it life…If you want to find paths, you should also not spurn madness, since it makes up such a great part of your nature.”

[2] “Madness is a special form of the spirit and clings to all teachings and philosophies, but even more to daily life, since life itself is full of craziness and at bottom utterly illogical. Man strives toward reason only so that he can make rules for himself. Life itself has no rules. That is its mystery and its unknown law. What you call knowledge is an attempt to impose something comprehensible on life.”

Comments
One Response to “El borde del caos”
  1. Otrebla dice:

    En termodinámica el caos el lo que lleva a un sistema a su estado de equilibrio el cual está determinado por su entorno y restringido por fronteras. Es lo que hace que se retorne a un origen en donde no hay movimiento. Solamente introduciendo un flujo de energía al sistema es posible evitar que pierda su estado dinámico.

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