Los artistas de ceja caída
Hoy en día es común escuchar que casi cualquier cosa puede ser considerada una obra de arte. Sin embargo, en muchos círculos académicos la pintura es vista como una técnica «clásica» y la figuración, un lenguaje insuficiente a nivel conceptual, haciendo de la pintura figurativa un eslabón olvidado por los grandes «sabios» del arte contemporáneo.
Al margen de esta concepción elitista, surge en la segunda mitad del siglo XX un grupo de artistas cuyo trabajo se basa en elementos de la cultura popular, retomando la pintura como medio y la representación figurativa como lenguaje. Este fenómeno, a veces catalogado como «lowbrow», «street art» y «underground» se inspira en subculturas como el grafiti, el hip-hop y la ciencia ficción. A pesar del rechazo ―y en ocasiones disgusto― que en un principio suscitó en el mundo académico, el gran público acogió sus obras con agrado. Fue entonces que las galerías comenzaron a interesarse, pues una alta aceptación popular implica un alto potencial comercial.
Los artistas «lowbrow» otorgan gran importancia al hecho de crear un arte sincero, por momentos irreverente, con suficiente carácter como para causar impacto en el espectador sin necesidad de explicaciones o conceptualizaciones complejas. Es un arte con enorme poder visual cuyo significado es secundario, o mejor, depende únicamente de la subjetividad del espectador. Probablemente de ahí el calificativo de «lowbrow», término que nació en la década de 1970 en oposición a «highbrow» (ceja levantada) que significa sofisticado, intelectual, selecto.
En el año 2008, fue publicado The Upset (que podría traducirse como El disgusto, El trastorno, La sorpresa), libro que reúne algunos de los artistas de esta corriente más importantes de los últimos diez años. Además de imágenes de gran calidad, el libro incluye biografías y entrevistas. Todos los artistas reseñados utilizan técnicas «tradicionales», en especial la pintura, y el subtítulo del libro es Young Contemporary Artists (artistas contemporáneos jóvenes).
Irónicamente, a pesar de resumir de manera relativamente clara algunas de las características de esta contracorriente artística, podría decirse que el término «lowbrow» fracasa. Al final de cuentas, no es más que un rótulo para un grupo de artistas jóvenes que dan preponderancia al poder visual de sus obras y que, ante todo, rechazan los rótulos.
Adquiera el libro The Upset aquí.
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Muy buen material.