Gusano de peluche

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Cuando uno ha visto a un recién nacido, los ha visto a todos. Arrugados, comprimidos, pálidos, a veces amarillos. Vestidos de lino y algodón y seda, con lazos azules y rosados, con zapatitos blancos y mocos verdes, y con la cara de asombro de alguien que acaba de ser disparado, desde un mundo de acuoso placer y a través de una vagina deslizante, a éste, nuestro mundo.

No han pasado treinta y tres segundos desde que el neonato ha dado su primer alarido cuando ya está en Facebook. Miren mi bebé, miren mi tesoro, ¿no les parece el más tierno, el más dulce, el más hermoso de todos los miles de millones de gusanos de peluche que a diario aparecen en la red social? Mírenlo todos, todos deben verlo y admirarlo porque es mío. Mi nuevo juguete, la nueva extensión de mi ego, en quien depositaré mis esperanzas frustradas y de quien me enorgulleceré cuando mi vida parezca demasiado vana. Yo sé que mil quinientas fotos del bebé no son muchas, pero no se preocupen: mañana subiré otras trescientas mil.

Cuando uno ha visto un recién nacido, los ha visto todos. Narizones, cabezones, ridículamente desproporcionados. Con cara de payaso desempleado o de borracho, abriendo los brazos ansiosamente, como diciendo: «Te consumiré la vida, te exprimiré hasta la última gota, no volverás a soñar, no volverás a tener respiro. Luego te abandonaré y te echaré la culpa de todos mis fracasos y miedos. Felicitaciones, ya eres papá: ahora límpiame el culo y dame de comer».

Ay no, qué fotos tan espectaculares, te felicito, está divino, debes sentirte orgullosa, tiene tus ojos y tus cachetes y la verruga del papá. Felicitaciones mi hermano, ya dejó su semilla y su apellido, ahora plante un árbol y escriba un libro para que su paso por el mundo quede completo. Y después abandone a su mujer y al esperpento cuyas fotos reemplazaron las suyas en Facebook, y tenga otro hijo en otro lado y con otra mujer, que para eso somos hombres.

De verdad: uno ha visto un solo recién nacido y ya los ha visto todos. La risa estentórea, la baba lechosa resbalando por el cuello, el vómito viscoso estallando de la boca desdentada porque la sopa está demasiado espesa. Sus ademanes descoordinados, sus deditos de salchicha, su olor rancio y azucarado a la vez. Pero, al final, qué orgullo ser papá. Igual, ¿quién necesita dormir? Eso es para los débiles.

Y ustedes, ¿cuándo van a encargar? Ya viene siendo como hora… ¿Cómo que no? Ustedes no saben lo que quieren, sólo espérense unos años para que se les despierten las ganas, van a ver. Además, sería divino. Yo sé, mi querida señora-que-se-mete-en-lo-que-no-le-importa, seguramente sería un bizcocho, basta con mirar a los papás. Pero también sería un ser oscuro y fenomenalmente perturbado, ¿no ha visto a los papás?

Sin embargo, como la vida también es deliciosamente irónica, nuestro bebé seguramente saldría tuerto. Y no estoy diciendo que un bebé tuerto no sea divino, ¡por favor!, todos los bebés lo son, sobre todo cuando están cagando y hacen cara de filósofo en trance reflexivo. Pero, hablando con absoluta franqueza, creo que no somos lo suficientemente egoístas para tener un bebé. No, no en esta vida, y créame que entiendo su sorpresa y su decepción, mi querida señora-a-quien-nadie-le-preguntó-su-opinión. Tome, aquí hay un revólver para que se vuele los sesos, pero, por favor, hágase lejitos del equipo de sonido cuando dispare para que no me lo vaya a manchar.

Uno ha visto a un recién nacido y los ha visto todos, pero nunca dejará de asombrarse con el enamoramiento enfermizo que los nuevos padres profesan hacia su primogénito. ¿Amor? No: egoísmo puro, de ese que es bueno para la conservación de la especie. Y no se hagan los sorprendidos que hoy no tengo revólver a la mano. Feliz día del padre.

Figure-Study-II_120x120cm¿Le gustó este texto? Tal vez le guste La casa de las bestias, disponible en la Librería Lerner y otras librerías de Colombia.

Imágenes: Casey McKee

Comments
4 Responses to “Gusano de peluche”
  1. eulez dice:

    Pues yo voy a ser padre en unos meses y le veo todo el sentido a lo que dices. Es el gen egoísta queriendo que mantengas su estirpe. Lo que ocurre es que no todo es lo que comentas. Hay más. Y ese «más» es más importante que millones de razones y argumentos como estos. Y no voy a decir lo que es (el que lo sepa me entenderá) porque me pondría insoportablemente ñoño y eso es algo que no voy a hacer en Internet.

    Pero que sí, todo lo que dices es cierto y muy gracioso (esa gracia de las verdades bien dichas)

  2. Luis Mira dice:

    Todo el sentido, acabo de hablar con todos mis amigos papás… que no hacen sino poner en FB las fotos de sus hijos jajajaja muy bueno…

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  1. […] más la palabra «bebé» es horriblemente cacofónica. Todas las palabras tienen su música. Hay unas con un sonido cercano […]



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